PROYECTOS DE INVESTIGACIÓN, DESARROLLO TECNOLÓGICO E INNOVACIÓN

Juan Jose Miranda Miranda

Recomendamos revisar la Parte I

 

Parte II Restricciones y resultados

 

Lo mismo que con los proyectos convencionales, la gestión de la investigación y la innovación enfrenta el reto de evaluar diferentes alternativas, que conduzcan a una asignación óptima de los recursos disponibles. Tanto a nivel de programas públicos de investigación, como en las estrategias empresariales de innovación, se presenta el dilema de decidir sobre la utilización de recursos escasos entre proyectos que compiten entre sí, para lo cual es preciso establecer prioridades teniendo en cuenta los objetivos de mayor espectro definidos en los planes y programas de desarrollo institucional o empresarial. Sin embargo, la calificación de un proyecto sobre otro, tiene sus problemas conceptuales y operativos que los distinguen de los convencionales, en los cuales indicadores cuantitativos como el VPN (valor presente neto) o la TIR (tasa interna de retorno) pierden vigencia por la imposibilidad, en la mayoría de los casos, de estructurar flujos de caja confiables.

Buena parte de los recursos financieros que se canalizan hacia las actividades de investigación se justifican en la medida que el proyecto se convierta en un mecanismo impulsador del bienestar de las comunidades y la competitividad de la empresa, agencia o sector. Pero dado que el proyecto de investigación es claramente un proyecto de inversión, sería deseable conocer su rentabilidad y pertinencia. Sin embargo, esta medida es bien arduo concretar en un proyecto individual puesto que es muy difícil asignar efectos económicos a un proyecto particular,  ya que los logros se registran a través de planes, programas o paquetes de proyectos; la expresión de los beneficios de la investigación se manifiestan en incrementos de ventas o utilidad, o satisfacción de la clientela para lo cual no son suficientes los esfuerzos de investigación sino que se precisan de otros insumos como habilidades gerenciales, disponibilidad suficiente de capital para el desarrollo técnico y comercial. A pesar de estas limitaciones, los evaluadores han aplicado indicadores pseudo cuantitativos para medir sus resultados de esta primera fase, tales como: número de publicaciones en revistas indexadas, eventos de divulgación, número de patentes obtenidas, tasas de uso de recursos por cantidad de proyectos realizados, además de juicios cualitativos sobre el éxito de algunos descubrimientos específicos, etc., también, se utiliza como indicador el incremento de ventas y otros beneficios financieros que se supone emanan de un proyecto de investigación específico, tal el caso de los medicamentos desarrollados por determinados laboratorios farmacéuticos. Es importante que la información generada en esta fase sea suficiente y abra el camino para evaluar las posibilidades de transferencia a un nivel industrial con ventajas comerciales manifiestas. Las secuelas esperadas son muy claras: nuevos productos o procesos mejorados y más confiables que los existentes, ahorros de capital y disminución de costos y desde luego, respuestas oportunas a las exigencias de la clientela.

 

 

Por otro lado, el éxito de un proyecto de innovación incluye una serie de aspectos monetarios y no monetarios que deben tomarse en consideración para efecto de cualquier calificación o ponderación en términos de su bondad y pertinencia: oportunidades concretas de negocio con efecto sobre la competitividad de la empresa; identificación de convergencias con otras inversiones que no se habían visualizado antes del proyecto; aprendizaje individual y colectivo; mayor acceso y comprensión de nuevas tecnologías; influencia para cambiar normas y estándares; preparación para emprender nuevos proyectos de investigación; mayor capacitación del personal y aprendizaje sobre la gestión de proyectos de I&D, y lo que es singularmente relevante,  el nacimiento de una cultura de investigación en el ámbito de la empresa o institución.

Espere la Parte III la próxima semana.