PROYECTOS DE INVESTIGACIÓN, DESARROLLO TECNOLÓGICO E INNOVACIÓN

Juan José Miranda Miranda

Recomendamos revisar las partes I y II

 

Parte III: La preinversión en proyectos de investigación e innovación   

 

Podemos distinguir dos etapas: la primera, la preinversión que trata de establecer la pertinencia y oportunidad de un proyecto y calificar su conveniencia por encina de otras opciones de utilización de recursos. Aquí los procedimientos y herramientas de evaluación convencionales de orden cuantitativo ya mencionadas no suelen ser suficientes y en la mayoría de los casos muy difícil de utilizar debido a la incapacidad por parte de los analistas de dimensionar los beneficios o ingresos que se derivan de una investigación, imposibilitando la elaboración de un flujo de caja. La segunda etapa corresponde a la ejecución del proyecto cuyo objetivo principal es desarrollar un principio científico conocido y llevarlo a una aplicación industrial de cuyo despliegue comercial se puedan derivar adecuadas ganancias que justifique en alguna forma el esfuerzo y el riesgo asumido.

 


La definición del problema
: formular un problema es caracterizarlo, delimitarlo, enmarcarlo teóricamente y sugerir propuestas de solución para ser demostradas, verificadas y contrastadas; establecer unas fuentes y unos métodos para recoger, procesar y analizar la información. Se aconseja responder a los siguientes interrogantes: ¿por qué?, ¿para qué?, ¿cuál es el valor o la importancia del hecho o fenómeno a investigar? Si la investigación a realizar tiene criterios de prioridad, novedad, oportunidad o comportamiento. Puede inquirirse sobre el significado del problema, es decir, si su solución representa un aporte importante al campo de estudio y si puede abrir nuevos caminos.La preinversión:  Tal como se predica para los proyectos convencionales, los mecanismos de asignación de recursos están condicionados a los planteamientos y estrategias que se implementen para alcanzar el objetivo social de las organizaciones.  De ahí la importancia de definir un formato de análisis, que facilite la identificación, formulación, selección, evaluación y negociación de los proyectos de investigación e innovación. El primer paso es la elaboración de un esquema metodológico general y amplio que permita clarificar el problema para el cual el proyecto de investigación, se espera, se constituya en una respuesta adecuada. El esquema propuesto consta de los siguientes elementos:

  • Marco de referencia: corresponde a los fundamentos teóricos donde se condensa todo lo pertinente a la literatura que se conoce sobre el tema a investigar; el planteamiento de hipótesis e identificación de variables y, desde luego, la depuración del estado del arte en el tema. La investigación puede plantear una teoría nueva, reformar una existente o simplemente definir con más claridad, conceptos o postulados vigentes. El diseño y elaboración de hipótesis es el punto de partida de la investigación. La hipótesis es una proposición de carácter afirmativo enunciada para responder tentativamente a un problema, y se plantea con el fin de explicar hechos o fenómenos que caracterizan o identifican al objeto de la investigación. Toda hipótesis constituye, una opinión, o sea una afirmación o una negación de algo, que puede derivar en un juicio científico, técnico o ideológico. Siendo así, toda hipótesis lleva implícita un valor, un significado o una solución específica al problema.
  • Metodología: corresponde a las técnicas de captura, procesamiento, análisis y presentación de información y guía del trabajo de campo. Se indica la información relevante necesaria y la forma como se conseguirá, si mediante información secundaria (a través de explotación bibliográfica) o a través de métodos primarios como entrevistas, encuesta, visitas, observación o trabajos de campo, mediante censos o desarrollos muestrales, especificando el tamaño y tipo de muestreo (estratificado, simple al azar, de conglomerado, proporcional, polietápico, sistemático, etc.). Derivado de la información capturada se aplicarán las técnicas de análisis coherentes con las hipótesis elaboradas que permitan corroborar o negar y obtener conclusiones.
  • Consideraciones de orden administrativo: recursos humanos, presupuesto, cronograma. Es preciso relacionar las personas que participarán: director científico, gerente administrativo, investigadores principales, asesores, equipo de recolección de datos, personal auxiliar, etc., especificando la calificación profesional y su función en la investigación. Se debe elaborar un presupuesto detallando cada uno de los rublos: nómina, equipos, arriendos, viajes, viáticos, etc., y discriminando las diferentes fuentes de financiación. Es útil presentar un cronograma financiero que cubra las diferentes etapas de la investigación.

El procedimiento anteriormente descrito constituye la preinversión que como en los proyectos convencionales debe contemplar las consideraciones de tipo económico, técnico, de mercado, organizativo, legal, institucional, ambiental y financiero que son la base para la evaluación y que posteriormente conduce al camino de la negociación. Tal como lo comentamos anteriormente existen una serie de limitaciones y dificultades de orden conceptual y procedimental para la evaluación financiera de un proyecto de investigación o desarrollo tecnológico. El primer argumento se desprende la imposibilidad de dimensionar en forma inequívoca los beneficios o los ingresos que se puedan esperar de la investigación en cuestión. De ahí que la herramienta “flujo de caja” tan socorrida en los proyectos convencionales, en la mayoría de los casos pierde vigencia, cuando se trata de proyectos de investigación. En su lugar, la pertinencia, bondad y oportunidad de un proyecto tendrá que medirse con otros parámetros de tipo cualitativo, pero que permita una objetiva y adecuada selección para la asignación de los recursos necesarios. Por ejemplo, la necesidad de mejorar la competitividad de una empresa nacional en un sistema globalizado, le determina la necesidad de incorporarse al mundo de la innovación y aplicar recursos notables a procesos de I&D en el ámbito de su competencia. Entonces la evaluación de diferentes propuestas está ligada a la forma como cada una se espera contribuya en el mediano y largo plazo a los propósitos de competitividad corporativa o institucional.

 

La fase final de la preinversión es la “negociación” que corresponde al momento en que una propuesta de investigación se somete a las más duras pruebas para conseguir el soporte y coadyuvancia, tanto a nivel interno de una organización como en el entorna nacional o internacional. De ahí la importancia de elaborar un “plan de negocios” lo suficientemente convincente y sólido que permita recibir el apoyo financiero y político que garantice el tránsito hacia la ejecución del proyecto.

 

Le invitamos a revisar la Parte IV la próxima semana